9 Junio 2009 – 15:28 | Publicado por Sergio

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Aunque creo que la oferta de trabajo que hace unos meses comentamos y que consistía en vigilar una isla desierta por 972 libras/hora es insuperable, esta a muchos les parecerá el trabajo ideal de sus vidas (sobre todo a los que no tienen mucha costumbre de doblar las visagras demasiado).

Básicamente consiste en estar tumbado en la cama durante 90 días  y recibir a cambio 17.000 dólares (cerca de 12.200 €). Y se puede hacer prácticamente de todo: ver la televisión, jugar al ordenador o consolas o, incluso, recibir visitas conyugales. Tristemente, está dirigida a ciudadanos norteamericanos.

El objetivo de esta curiosa oferta de trabajo es participar en un experimento de la NASA en el Johnson Space Center para estudiar los efectos de la microgravedad en el cuerpo humano y que tiene graves repercusiones en los astronautas que tienen que pasar largas estancias en el espacio: atrofia muscular, pérdida de densidad ósea, etc.

El sujeto elegido deberá permanecer 90 días en el Human Test Subject Facility “tumbado en la cama y con su cuerpo ligeramente inclinado (cabeza más baja que pies). Cada día estará despierto durante 16 horas y 8 horas durmiendo”.

Si vivís en EE.UU. y queréis echar la instancia para optar a tan extraña oferta podéis rellenarla aquí o, si tenéis dudas, podéis formularlas aquí.

Nota: la pagina tiene mucho tráfico en estos momentos por lo que quizá no podáis acceder a ella.

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Etiquetas: Human Test Subject Facility, Johnson Space Center, microgravedad, NASA, trabajo
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Sin comentarios 9 Junio 2009 – 10:01 | Publicado por Sergio

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Un único día es el tiempo que le ha llevado a un programa de ordenador desentrañar una labor que ha llevado siglos de trabajo: extrapolar la ley del movimiento pendular.

Este programa, desarrollado en la Universidad de Cornell por Hod Lipson y Michael Schmidt, supone un logro importante por haberse comprobado que los ordenadores son capaces de encontrar regularidades en enormes conjuntos de datos demasiado grandes y complejos para que el ser humano pueda abordarlos.

Con una pequeña colección de funciones simples y combinaciones de procesos matématicos como sumas, restas, multiplicaciones o divisiones y algunos operadores algebraicos, el programa identifica factores asociados en los datos proporcionados por los investigadores de mecanismos pendulares sencillos. Tras esto, se procedía a la generación de ecuaciones que describieran estas relaciones.

El programa fué perfecionado para corregir algunas imprecisiones en las ecuaciones que generaba y se le incorporó un algoritmo genético que hizo que alguna de estas ecuaciones evolucionaran hasta llegar a algunas de sobra conocidas como la ley de conservación del momento lineal o la segunda ley del movimiento de Newton.

Las futuras aplicaciones del programa serían enormes y podría aplicarse desde a la investigación climatológica como médica así como ayudar en diversos proyectos donde existan gran cantidad de datos a manejar.

Más en Wired.

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Etiquetas: algoritmo, física, informática, Inteligencia Artificial, matemáticas, Programación, Universidad de Cornell
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