Mare Magnum | Grandes fraudes de la paleontología
17 July 2008 – 8:12 | por Sergio
En su intento para comprender más sobre nuestro mundo, muchos científicos y estudiosos cometieron errores al investigar hallazgos paleontológicos. Muchos fueron errores honestos causados por la poca información que en la época se tenía. Otros “errores” no fueron tan honestos, y fueron el resultado de falta de rigurosidad en las investigaciones debida a la codicia por fama y dinero.
En esta entrada, que es una traducción libre de una sección de la interesantísima página web Strange Cience de Michon Scott, veremos algunos de estos supuestos hallazgos en el terreno de la criptozoología aunque, evidentemente, ha habido muchísimos más casos.
Las huellas humanas gigantes del río Paluxy (1939):
Lo peor sobre este falso hallazgo es la cantidad de gente que aun cree en él. En los años 30, el paleontólogo del American Museum, Roland T. Bird, paga una visita a los taludes de piedra caliza del río Paluxy (cerca de Glen Rose, Texas) para observar unas espectaculares huellas de dinosaurio. Su visita ocurrió durante la Depresión y algunos vecinos de la localidad decidieron vender huellas con la esperanza de obtener algún dinero.
Enseguida descubrieron que era mucho más interesante y lucrativo tallar huellas de humanos gigantes que de dinosaurios. Este hallazgo de huellas humanas es parte de esos fósiles falsos, pero mucha gente las abrazó durante mucho tiempo como la evidencia de que humanos y dinosaurios coexistieron en otra era. La verdad es que 65 millones de años nos separan.
Publicado originalmente en: “Thunder in his Footsteps” (”Truenos en sus Pies“) de Roland T. Bird en Natural History.
Aparece actualmente en: “History of Science: Fossil Proboscidians and Myths of Giant Men” (”Historia de la Ciencia: Fósiles de Proboscídeos y Mitos de Hombres Gigantes“) de James L. Hayward en “Transactions of the Nebraska Academy of Sciences” (”Transacciones de la Academia de las Ciencias de Nebraska“) y también mencionado en “Quest for the African Dinosaurs” (”La Búsqueda de los Dinosaurios Africanos”) de Louis Jacobs.
El dragón marino de Koch (1845):
Esta ilustración era la que acompañaba a la descripción que Albert Koch hizo de un “gigantesco fósil de reptil” de más de 34 metros de longitud. En realidad, Koch unió los huesos fosilizados de cinco ballenas y mostró el resultado en EE.UU. e Inglaterra.
Artista conceptual: Albert Koch.
Publicado originalmente en: “Hydrarchos” y creado por Albert Koch.
Aparece actualmente en: “Monsters of the Sea“ (”Monstruos Marinos“) de Richard Ellis.
El Archaeoraptor liaoningensis (1997):
En 1997, un campesino chino encontró un exquisito fósil de un ave con extraordinarias impresiones de plumas. A escasos dos metros de distancia, también encontró la cola de un lagarto fosilizada. Cogió ambos fósiles, y alguna cosa más, y se los llevó a casa, pegó las piezas juntas y vendió el resultado a un comerciante local. Desde luego, parecía una forma de sacar algo más de dinero que vendiendo los dos trozos por separado. Para los ojos inexpertos, el collage parecía el eslabón perdido que unía los dinosaurios con las aves.
Durante los dos años siguientes, el fósil pasó de manos de asociaciones de aficionados amateurs a los dinosaurios a paleontólogos profesionales hasta que, posteriormente, llegó a manos de los propios editores de National Geographic. Estos, en una pésima maniobra sin precedentes, adquirieron el presunto fósil por 80.000 dólares, lo aseguraron en 1,6 millones y procedieron a presentarlo como la nueva especie Archaeoraptor liaoningensis.
El plan era que el hallazgo se publicara a la vez en alguna otra revista, práctica común para cotejar investigaciones, pero las publicaciones Nature y Science se negaron y a National Geographic no le dió tiempo a echar atrás la publicación.
Solo unos meses después, Xu Xing, un colaborador en la investigación, dió la mala noticia y confirmó lo que algunos sospechaban: el fósil era un collage de 88 piezas diferentes.
A la vergüenza que produjo el descubrimiento, hay que unir de que el fósil fue sacado ilegalmente de China.
Artista conceptual: un coleccionista chino de fósiles inidentificado (que probablemente desconiera que estaba cometiendo un fraude).
Publicado originalmente en: National Geographic, número de noviembre de 1999.
Más información en: National Geographic, número de Octubre de 2000 (Fotografía de O. Louis Mazzatenta), Nature, número del 17 de febrero de 2000, “Unearthing the Dragon” de Norell and Ellison.
La Sirena de Feejee (1842):
La habilidosa manipulación realizada por P.T. Barnum en su “Sirena de Feejee” engañó a muchos durante su exhibición en una sala de conciertos de Broadway. Años más tarde, Barnum recordaba divertido cómo había atraído a la multitud para que vieran aquel “feo, desecado y negro especimen de, más o menos, un pie de largo que parecía haber muerto con una gran agonía”.
Una generación antes, en el otro lado del Atlántico, la sirena disfrutó de similar notoriedad. Un capitán, llamado Samuel Barrett Eades, compró la sirena en 1822, y para poder pagarla tuvo que vender el barco en el que navegaba y que, además, no era suyo (hay que decir que al propietario real del buque, Stephen Ellery, no le alegró demasiado la transacción). Ellery contrató a William Clift, un reputado anatomista y zoólogo, para examinar el espécimen. Clift determinó que la sirena era una hábil falsificación: incorporaba la cabeza de un orangután, los dientes de un babuino, ojos artificiales y la cola de un salmón. Eades no se conformó con el veredicto y contrató a sus propios “expertos” para asegurarse de que la sirena era auténtica.
Después de haber entretenido a las multitudes en Londres, la sirena cayó en el olvido durante dos décadas antes de que Barnum la comprara.
Artista conceptual: P.T. Barnum.
Publicado originalmente en: New York Herald.
Aparece actualmente en: “Monsters of the Sea“ (”Monstruos Marinos“) de Richard Ellis. También se habla de ella en “The Feejee Mermaid” (”La Sirena de Feejee”) de Jan Bondeson.
Texto traducido de la sección “Forgeries and Frauds” (actualización de junio de 2.008) de Strange Science con permiso expreso de Michon Scott.
Próximamente la segunda parte.
______________________________________________________
Etiquetas: Archaeoraptor liaoningensis, arqueología, paleontología, sirena de Feejee
Publicado en: Ciencia, Historia